jueves, 31 de julio de 2008

The Beverly Hills Hotel



Cuando los gedeones han perdido el derecho a hacer proselitismo en los hoteles regalándonos sus biblias, los que sólo disfrutamos de verdad de unas vacaciones si nos llevamos de vuelta a casa algo del hotel fijamos ahora nuestra mirada en el resto de pequeñas cosas que nos reciben el primer día en la habitación.
Este bolígrafo de un hotel de Los Ángeles es una preciosa muestra del saber hacer del diseño popular americano. Aunque, casi con toda seguridad, haya sido realizado en la actualidad, intenta recordarnos que hubo un tiempo en que el diseño (los diseñadores), menos preocupado por su imagen, no huía de su condición de oficio.
Y todos sus productos nos transmiten el sosiego que les da esa conciencia.

1 comentario:

Miguel dijo...

Como se puede leer en el comentario, hace tres meses creía que el diseño de este bolígrafo era una imitación del estilo de los años cincuenta. Al fin y al cabo llevamos más de diez años inmersos en una poderosa cultura retro.
Pero hoy, viendo una película bastante ñoña, pero divertida, con mi amigo Emilio (Mi desconfiada esposa, 1957, Lauren Bacall y Gregory Peck) resulta que la gráfica que vemos en el bolígrafo ha sobrevivido en el hotel, para disfrute de todos, al paso del tiempo y, más que nada, a los humanos.
El Beverly Hills es el hotel en donde se conocen los dos protagonistas de la película, cuando ella sale, con un peinado perfecto, de la piscina y se encuentra con él que, por culpa de la resaca, no consigue recordarla de la noche anterior. En ese momento el plano se aleja y se puede ver el nombre del hotel en la fachada, dispuesto de otra forma, pero igual de bueno que ahora.