viernes, 1 de agosto de 2008

Cualquiera tiempo pasado...



... Fue anterior. Efectivamente, ya sabemos que resulta peligrosa la admiración acrítica del pasado como un estado ideal, libre de la corrupción presente. Pero cuando te encuentras con algo como este libro de la Chiswick Press, impreso en 1862, se te cae el alma a los pies. Admitimos que el movimiento de las imprentas privadas, al que, al parecer, queda asimilada esta editorial, no era la norma común en la producción de libros del siglo XIX. Entre otras cosas, se caracteriza por ser una respuesta a esa misma producción descuidada y masiva. Pero la cantidad de malos libros por cada uno bueno, entonces, es mucho menor, en proporción, que en la actualidad.
El exterior del libro, que con el tiempo ha debido perder un forro original, pues es completamente distinto al resto de publicaciones de la editorial que he podido encontrar, está compuesto por un cartón recio y gris de unos dos milímetros. El lomo, en cambio, esta forrado con ese papel marfileño que se ve en la foto. No es un papel normal, pues tiene un ligero tacto a barniz que recuerda a las perlas, en las que puedes notar la diferencia de nivel entre cuerpo y esmalte.
En el interior, es evidente, lo que más sorprende son los márgenes. Puesto que este libro fue publicado hace más de un siglo, podemos permitirnos el lujo de ser menos críticos con el vergonzoso gasto de papel y de trabajo que supone esta maqueta, y atender mejor al resultado formal. Se trata de una actitud basada en hechos consumados, pero no puedo evitar que me guste el resultado.
Según la entrada de la Wikipedia dedicada a la Chiswick Press (empresa familiar que se mantuvo hasta 1962), ésta publicó alguno de los primeros diseños de William Morris. Por tanto, estaría doblemente relacionada con el movimiento de las imprentas privadas: porque ella misma formaba parte de éste, y porque tuvo en sus filas a uno de sus más importantes representantes. De todas formas, encuentro algunas fisuras en este hermanamiento de la editorial con las imprentas privadas.
En primer lugar, Chiswick Press se funda en 1811, mucho antes de que aquél movimiento, como tal, existiera. En segundo, porque no existe un parecido estético ni con la obra de Morris ni, por ejemplo, con la biblia de la Doves Press. Aunque también existan diferencias entre el medievalismo de textos iluminados de Morris y el trabajo, más moderno, de Cobden-Sanderson, tienen sin duda rasgos comunes que este libro no cumple. Por ejemplo: los márgenes son mucho más pequeños en las imprentas privadas (aunque quitando los adornos florales de la Kelmscott la proporción se acerca); el interletrado también es notoriamente más reducido, algo que salta a la vista, sobre todo, en el espacio entre palabras. La obsesión de la Doves y la Kelmscott por dar un tono uniforme al color del texto, les lleva, incluso, a suprimir el espacio que señala el final de un párrafo y el principio de otro, por el símbolo que representa esta separación. Por contra, en las páginas que presentamos, se observan esos ríos blancos verticales, a causa de los cuales, Morris condenaba la producción de la industria editorial. En todo caso, aunque no hubiese formado parte, el aspecto de la obra no se resiente por ello.
Entiendo que las fotos no son muy buenas, pero creo que podrá intuirse la belleza del libro. De todas formas, si alguien quisiera fotos más específicas podría pedirlas en los comentarios. Nos comprometemos a enviarlas.

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