jueves, 7 de agosto de 2008

Ocho, Cincuenta y Siete




Es evidente que a todos nos gustaría tener un despertador que, como aquellos inventos del tebeo (véase rube goldberg machines, pitagora suichi, the way things go o espontáneos anónimos del youtube) fuese capaz de golpear una canica que caiga en una balanza que accione un mecanismo que mueva una cuerda que llegue hasta la cocina [...] en donde un intrincado sistema de hilos y poleas se ponga en funcionamiento para que cuando arrastremos nuestros soñolientos pies hasta allí nos esté esperando un delicioso desayuno: zumo de naranja, tostadas calientes y café recién hecho.
Para los infelices que no disponemos de semejante artilugio, el despertador es un objeto perenne en la mesilla de noche con una única y específica función. Bueno, quizás dos: ver la hora a la que nos acostamos e (intentar) elegir a la que nos despertaremos. La sencillez del modelo DQ-500F de Casio me parece admirable, sobre todo dentro de un género dominado por mamotretos con politonos personalizables, enormes pantallas con números en rojo y, por encima de todo, el color negro. Éste tiene una curiosa forma de prisma triangular con los bordes redondeados, combinando el negro del logo con amarillo pálido (no se si en origen o por el uso) y blanco. Me gusta cómo el logo queda equilibrado con el boton de la luz (arriba) y el pequeño altavoz con el resto de botones (abajo), dándole un aspecto limpio a la vez que que sólido. Su manejo es bien sencillo, habiéndose reducido todo el artilugio a tres interruptores. Dos circulares
- en plástico blando y unidos- : horas (H) y minutos (M), y otro de forma cuadrada que se mueve horizontalmente, permitiendo ajustar tanto la hora como la alarma.
Un diseño en el que el eufemismo "agradable" deja de serlo para un objeto que es todo lo contrario: cruel por naturaleza.

1 comentario:

Germán Huici dijo...

Siiiiiiiiiiiii. Casio, Casio siempre. Me fascinan todos los diseños de Casio, de siempre. Nunca he usado otra marca de relojes de pulsera. Los modelos clásicos desde los más básicos, hasta los que llevan una calculadora son realmente extraordinarios. También he tenido varios despertadores, maravillosos. Un amigo tiene uno que merece estar en este blog, ya te lo mandaré en foto...